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Las grandes mentes críticas son las que han cambiado el mundo

22-03-2025
Las grandes mentes críticas son las que han cambiado el mundo

Seminario FORVES: Ramón Reig, Catedrático de Periodismo de la Universidad de Sevilla
Autora: Leire Gómez Rubio

Formar y educar a niños y jóvenes para que se conviertan en un futuro próximo en ciudadanos con una mente crítica es una de las proclamas más repetidas en las estructuras que conforman el poder en las sociedades democráticas. Sin embargo, esta demanda contrasta con el contexto político, económico y social actual, desde el que se promueve una homogeneización del pensamiento, muchas veces promovida por los medios de comunicación. Muestra de ello es el ecosistema informativo presente, caracterizado por medios de comunicación convencionales y digitales, audiovisuales y escritos, a los que en las últimas dos décadas se han sumado nuevos canales y plataformas comunicativas, que también difunden mensajes informativos (Gómez Rubio y López Vidales, 2022).

No obstante, esta sobreabundancia de medios informativos no se traduce en una mayor información, sino en más canales que difunden un mismo mensaje. Esta situación propicia una homogeneización del pensamiento entre la ciudadanía, que muchas veces logra que pensemos lo que desde las estructuras del poder quieren pensemos. Para que esto no sea así, es necesario disponer de una mente crítica, que sea capaz de cuestionar los mensajes que se transmiten. Ramón Reig, Catedrático de Periodismo en la Universidad de Sevilla, asegura que “las grandes mentes críticas son las que han cambiado el mundo. Nos han enseñado que no somos el centro de todo. (…). Sin embargo, cuando se educa así, esas mentes críticas tienen que soportar la presión social y la presión del poder”. Claro ejemplo de esa presión la encontramos en algunos de los grandes pensadores de la Historia Universal, como Copérnico, Freud, Darwin o Marx: sus conocimientos y sus mentes críticas rompieron con algunas de las espirales del silencio de su época, pagando un algo precio por ello.

Saber no es comprender, y sin comprensión, no hay conocimiento

Hoy en día, existe lo que Reig llama “proletariado digital”, que nos lleva a una hiperconectividad permanente. Los dispositivos digitales y las pantallas gobiernan nuestra vida y promueven una “muchedumbre solitaria” (Riesman, 1960), que nos conduce a que todos estemos haciendo lo mismo, pero cada uno en un sitio. Además, “el mundo ahora es más complejo, y hay que tener más conocimiento que no nos lo dan”, porque el conocimiento es fundamental para poder cuestionar los mensajes recibidos de manera razonada. “Para el poder es interesante tener una sociedad muy informada o poco informada, que al final es lo mismo. El exceso de información no se puede procesar, porque no se puede hacer una lectura sistematizada”.

Esto contribuye a una “infoxicación” continua: tenemos acceso a mucha información y a muchos datos que no somos capaces de comprender porque no disponemos de un conocimiento sistematizado.

El séptimo arte como transmisor de conocimiento

El cine, al igual que los medios de comunicación, tiene una importancia relevante a la hora de transmitir ideas, conocimiento, estereotipos y referentes a la sociedad. Del mismo modo que la ciudadanía interioriza los mensajes difundidos a través de los medios de comunicación, el cine es una herramienta de primer orden para educar y proporcionar conocimiento que provoque en el espectador un pensamiento crítico sobre situaciones cotidianas que la sociedad tiene asumidas e interiorizadas como tales, porque ese es el mensaje que tradicionalmente se ha transmitido desde las esferas del poder. A través de diferentes series de televisión y películas, Ramón Reig muestra la valía del cine en la transmisión del conocimiento.

Por ejemplo, ¿Cuáles son los hilos que configuran la agenda setting de los medios de comunicación? ¿Cómo se decide de qué se informa? Para ello, Reig se sirve de The Newsroom, serie de televisión creada por Aaron Sorkin, estrenada en 2012 en HBO. Protagonizada por Jeff Daniels, que narra el trabajo previo a un informativo de una redacción de periodistas en una cadena de televisión norteamericana, donde los favoritismos personales, las presiones políticas y la influencia de los líderes de opinión marcan el devenir diario de la redacción, de las noticias que se emiten y de su sesgo informativo. Sin duda, la ficción invita a la reflexión sobre qué y cómo se informa.

En otras ocasiones, el mensaje transmitido incita a reflexionar sobre las consecuencias que puede tener romper con lo socialmente establecido. En El hombre bicentenario, film de 1999 dirigido por Chris Columbus, Robin Williams interpreta a un robot comprado por una familia para realizar las tareas domésticas que, tras años de fiel servicio, sufre el abandono familiar cuando anuncia que quiere ser libre: la familia le otorga la libertad, pero a cambio, el precio de su decisión es irse de casa.

1984, El padrino, Ciudadano Kane o El dilema, son otros de los films sobre los que Reig y el público asistente debatieron en el tercer Encuentro de Formación para Investigadores (FORVES), celebrado en la Universidad de Valladolid. La jornada, titulada Mente crítica, poder y comunicación a través del audiovisual, fue organizada por el Observatorio del Ocio y Entretenimiento Digital, OCENDI.

¿CONFÍAN LOS JÓVENES DE HOY EN LOS CONTENIDOS PUBLICADOS EN LAS REDES SOCIALES?

12-02-2025
¿CONFÍAN LOS JÓVENES DE HOY EN LOS CONTENIDOS PUBLICADOS EN LAS REDES SOCIALES?

Autora: Leire Gómez Rubio.

La búsqueda de contenidos que respondan a sus intereses y aficiones es la principal motivación de los jóvenes para consultar las redes sociales. En un estudio realizado por el Observatorio OCENDI acerca de la percepción que los jóvenes tienen sobre el uso y confianza en las redes sociales, destaca un dato: su consulta para leer las noticias representa un 67,7% de este colectivo que indica hacerlo de forma habitual, cifra que se sitúa en el 52,4% para los jóvenes que señalan leer noticias en las redes sociales sólo si proceden de las versiones online de los medios de comunicación. Este dato pone de manifiesto que la mayoría de los jóvenes muestra interés por la información y que las redes sociales se han convertido en un importante aliado para la transmisión de noticias. Sin embargo, sólo la mitad de los jóvenes reparan en la fuente de las informaciones que leen en las redes, aunque dicen priorizar las procedentes de medios informativos.

Otra de las prácticas realizadas con más asiduidad por los jóvenes en las redes es buscar en YouTube videotutoriales que les ayuden a realizar alguna actividad, generalmente vinculadas con la resolución de problemas técnicos o de dudas relacionadas con cuestiones del ámbito académico. En este caso, el 56,3% de los jóvenes encuestados reconoce hacer uso de estos videotutoriales con una frecuencia media-alta.

No obstante, ¿confían los jóvenes en los contenidos que consultan en redes sociales?

Presentes en las redes sí, pero poca confianza en los contenidos

Los jóvenes asocian la credibilidad y la confianza de los contenidos publicados en redes sociales con el hecho de que en sus mensajes quede explícito su desinterés por vender algo, aunque reconocen que esta situación es cada vez menos habitual, especialmente en el caso de los perfiles con muchos seguidores. Desconfían, incluso, de los contenidos compartidos por sus amigos, debido a que la mayoría de las veces no pretenden reflejar una realidad, sino que tratan de «parecer, aparentar, mostrar la mejor cara de la situación», una práctica que ellos mismos reconocen realizar, subiendo a menudo contenidos en sus perfiles que catalogan de «postureo», con los que pretenden proyectar aspectos positivos, valores fundamentalmente hedonistas y una imagen de disfrute, diversión y belleza. En muchos casos siguen los patrones de los perfiles de éxito con el retoque continuo de imágenes y el empleo de todo tipo de efectos. La mayoría de los jóvenes coincide en señalar que los aspectos negativos no se cuentan ni se comparten a través de las redes, y que, en el caso de hacerlo, se circunscriben al círculo de amistades más íntimo.

Tal y como puede ver en la figura 1, las respuestas mayoritarias en torno a la confianza que los jóvenes tienen en los contenidos publicados en las redes, las opciones relativas a «algo de confianza» y «bastante confianza» son las que aglutinan el mayor número de respuestas. Dentro de los primeros, los más señalados han sido la información comercial y sobre marcas (47,8%), contenido que los jóvenes identifican claramente «como marketing» y al que dicen otorgarle una credibilidad «justa», ya que tienen claro que su objetivo es promocionar un producto o servicio. Ese mismo grado de confianza es el que tienen en las noticias publicadas en perfiles que siguen habitualmente en redes (43,1%) y las publicadas por perfiles que no siguen (43,8%), así como en las recomendaciones de otros usuarios sobre diferentes productos y servicios (40,3%), recomendaciones que reconocen leer con interés, pero en las que no confían demasiado porque consideran que la mayoría de las veces se trata de opiniones personales.

El grado de confianza aumenta en el caso de los contenidos compartidos por su círculo de amigos más cercanos y en las noticias que, aunque publicadas en redes sociales, su fuente de procedencia son medios de comunicación digitales, donde el 39,3% y el 43,4%, respectivamente, de los jóvenes encuestados apuntan tener bastante confianza.

Confianza juvenil en los contenidos publicados en las redes sociales.

Los videotutoriales de YouTube son los contenidos en los que más confían

El perfil, la red social y el motivo por el que consultan un contenido concreto son los tres factores que condicionan la confianza juvenil en las redes sociales. Atendiendo a estos criterios, los vídeos ofrecidos como tutoriales en YouTube son los contenidos en los que más dicen confiar los jóvenes. De hecho, el 22,2% de los consultados con edades comprendidas entre los 16 y los 25 años dice tener mucha confianza en estos videotutoriales, a los que se suman un 45,8% que reconocen tener bastante confianza en ellos.

La «preparación» y la «profesionalización», aunque sea amateur, de estos videotutoriales son dos de las características mejor valoradas por los jóvenes. Junto a estas características, cabe destacar que los jóvenes encuestados califican como «muy positiva» la labor de estos videotutoriales, ya que, según indican, la mayoría de las veces que han consultado alguno les ha sido de gran utilidad, lo que contribuye de forma positiva a esa confianza que dicen tener en estos contenidos.

Con la salud, todo cambia

El nivel de confianza en los contenidos publicados en redes disminuye de forma significativa si se trata de cuestiones que les afectan directamente, como es el caso de la salud. Así, cuando les preguntamos por la confianza que otorgan a las fuentes que habitualmente utilizan para diferentes asuntos si lo que quieren es informarse sobre salud, tenemos que los videotutoriales de YouTube, que son los que, a nivel general, gozan de una mayor confianza entre los jóvenes, ahora tan sólo el 7,9% les otorga mucha confianza, frente al 33,7% que les da algo de confianza y el 25,5% que reconoce tener poca confianza en ellos para tema sanitarios. En estos casos, los canales preferidos son los foros y los blogs especializados, en los que el 26,8% de los encuestados dicen tener mucha confianza, mientras que las aplicaciones de mensajería móvil e Instagram son en los que menos confían: el 33,9% y el 30,2% de los preguntados, respectivamente, dicen no tener nada de confianza en estos canales para informarse sobre salud.

Los buscadores especializados, los buscadores online, los medios de comunicación digitales y los mass media convencionales son las fuentes en las que los jóvenes más confían para informarse sobre salud.

Puede leerse el estudio completo en https://doi.org/10.62161/revvisual.v16.5177

MAR CABRA: Cómo evitar quemarte en un mundo acelerado, digitalizado y sobreinformado

30-05-2024
MAR CABRA: Cómo evitar quemarte en un mundo acelerado, digitalizado y sobreinformado

Autora: Nereida López Vidales.

Mar Cabrera Valero

El bienestar digital es un derecho

Las TIC forman parte indisociable de nuestra vida, tanto en la esfera pública como en la privada. El Tercer Milenio se caracteriza, especialmente, por haber puesto al alcance de los ciudadanos una amplia gama de dispositivos electrónicos conectados que, en principio, tienen como objetivo lograr una mayor efectividad, rapidez y eficacia en las relaciones institucionales, económicas, administrativas o docentes. El problema se plantea cuando esta lógica inunda el entorno personal, familiar y social convirtiendo la eficacia en una hipérbole creíble y autodestructiva. Llegar a todo, estar al día, cumplir con lo que los demás esperan de nosotros y disfrutar de relaciones personales o del trabajo que uno hace se vuelven incompatibles con la libertad del desarrollo individual, disponer de tiempo libre para el ocio o mantener la esfera privada alejada de la presión del yo público o en comunidad. La trampa es la conectividad permanente a la que hemos añadido una diversidad creciente de dinámicas tóxicas en nuestro día a día, dinámicas que el individuo/ciudadano cree que le hacen mejor y asume como pertinentes e incluso obligatorias.

Ahora ser puntual es llegar tarde

Ningún colectivo laboral parece librarse de la deriva hacia una situación emocional de estrés y agotamiento, tampoco los docentes, los investigadores, los periodistas o los estudiantes. En el sector de la Educación, por ejemplo, el riesgo es alto (Maslach y Jakson, 1981). La presión que ejerce el entorno tecnologizado actual -donde la conectividad lo atrapa y condiciona todo- cuando entra en conflicto con altas exigencias profesionales y personales tiene nombre propio: síndrome de desgaste profesional o burnout. La OMS declaró en el año 2000 que este síndrome suponía un factor de riesgo laboral porque afectaba a la calidad de vida del individuo, a su salud mental e incluso a su vida. Desde hace años, se ha ido extendiendo en todos los países, llegando a un 44% de trabajadores que hoy dicen sentirse agotados y “quemados” (Microsoft y Gallup, 2024).

Mar Cabra: “¿Cómo se puede alcanzar el éxito sin sufrir?”

Antes de pensar en cómo resolver el estado físico y sobre todo mental que genera el estrés laboral, la fatiga crónica e incluso el síndrome del impostor que se relacionan con la constante exposición del individuo a públicos y entornos cambiantes y con el aumento de la autoexigencia, hay que preguntarse por qué ahora alcanzar tus objetivos, tener éxito en la esfera pública, producir más e incluso obtener mayores beneficios económicos no conducen a la felicidad o a un estado emocional satisfactorio. “No tenemos una relación saludable con la tecnología (…) Los problemas de salud mental relacionados con el trabajo, el burnout, es una epidemia silenciosa desde hace tiempo (…) Hay que trabajar por la prevención para alcanzar el bienestar digital”. Mar Cabra refiere el cénit de su éxito internacional como periodista ganadora de un premio Pulitzer en términos de sufrimiento, de agotamiento, de estrés permanente. Su situación de vulnerabilidad la recondujo a especializarse en la prevención de problemas relativos a la salud mental en la profesión y creó una fundación, The Self Investigation. Para responder a este objetivo fundamental, Mar Cabra y su equipo ofrecen herramientas de “uso” y pensamiento diario, entre ellas, la procastinación, la gestión del estrés a través del pensamiento crítico sobre la situación individual y la planificación grupal, la observación propia de la energía o la desconexión obligatoria. Se trata de ejecutar actividades tecnosaludables y de medir el tiempo de foco sobre las actividades cotidianas en el ámbito laboral, sin dejarse llevar por la urgencia digital. En el fondo el derecho a la conexión digital conlleva implícito el derecho a la desconexión para poder disfrutar de aspectos vitales más próximos a la autorealización y la satisfacción personales que se encuentran en la esfera privada.

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