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- 1-07-2011 | Leire Gómez
Manifiesto por una televisión responsable y de calidad

academia tv

La Academia de las Ciencias y las Artes de Televisión ha aprobado un Manifiesto que aboga por una televisión de calidad, en la que se respeten “los valores cívicos y democráticos que han afianzado nuestra convivencia en las últimas décadas”. El documento se basa en cuatro pilares fundamentales que defienden una televisión responsable, informativa, cívica e innovadora.

En lo que se refiere a una televisión responsable el manifiesto contempla su creencia de que “deben ser preservados los principios que ya forman parte del bagaje universal de una ética de comunicación”. En este sentido, señala que las personas tienen derecho a preservar su intimidad, de modo que el derecho a la libertad de expresión debe conjugarse con otros derechos individuales, entre los que se encuentran el derecho a la intimidad. De este modo, el texto denosta “aquellas prácticas que supongan pasar por encima de este derecho, tales como la exhibición impúdica de la imagen y los sentimientos de las personas”. Al mismo tiempo, rechaza “la mercantilización del dolor ajeno” e instan a todos los operadores y profesionales a reflexionar sobre la cobertura informativa de las tragedias y de las situaciones que provocan aflicción colectiva y personal. Junto a esto, solicitan el trato escrupuloso de todo aquello que afecte a los menores, tanto en su condición de espectadores como de “eventuales sujetos de los contenidos televisivos”, y piden un riguroso tratamiento de los procedimientos judiciales, tanto en los espacios estrictamente informativos, como en los magazines o programaciones especiales. Asimismo, el manifiesto contempla que, en ningún caso, “deben ser fomentadas las conductas delictivas o antisociales, ni los testimonios falsos o denigrantes e invitamos a todos los operadores y a los profesionales a fomentar los aspectos más positivos del civismo y a trabajar decididamente por la erradicación de lacras como la violencia por razones de sexo”.

En su apuesta por una televisión informativa, el documento parte de que la información es un bien que no puede menoscabarse y que “recibir una información completa y veraz es un derecho proclamado en la Declaración Universal de Derechos Humanos y recogido en nuestra Constitución”. En este sentido, el manifiesto apuesta por que la mezcla de los géneros periodísticos sea vista como una oportunidad para el nacimiento de nuevos formatos atractivos para la audiencia, pero siempre garantizando la información de calidad y sin que ello consista en la espectacularización, “demasiado frecuente”, de la información.

En cuanto a una televisión cívica, la Academia aboga por la contribución de la televisión al fortalecimiento de los valores básicos de la sociedad, independientemente de cuál sea la titularidad de la misma, así como los idearios de las empresas e instituciones que la respaldan. De este modo, señalan que la televisión “debe ser consciente de su poder como instrumento de convivencia, y su trabajo debe ir encaminado a fortalecer lo que nos une y no a exacerbar lo que nos separa”. Asimismo, determinan la defensa y la promoción entre las emisoras que operan en España de una conciencia de pluralismo político, social, cultural y lingüístico y la imposición de la tolerancia sobre los comportamientos de exclusión y marginación. De hecho, expresan que “nuestra conducta televisiva, tanto empresarial como profesional, colectiva y personal, no debería nunca fomentar la discriminación por razones de sexo, edad, nacionalidad, ética, creencia o bien orientación sexual”.

Por último, el manifiesto apuesta por una televisión innovadora, para lo que los miembros de la Academia se declaran dispuestos a trabajar para que la televisión sea creativa e innovadora, “siempre en un marco de libertad de expresión”. Defienden la evolución del sistema televisivo español sin descanso, y piensan que el mercado español debería promover “nuevos y más eficaces conductos de participación para los telespectadores”. La Academia señala estar convencida de que una “televisión responsable” sabrá responder a los retos que la ciudadanía exprese y podrá aportar los contenidos televisivos necesarios de información y entretenimiento “que hagan compatible esa necesidad social con la buena marcha de las empresas que operan en España”.