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11-03-2012 | Ocendi
Un duopolio con sabor añejo

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El panorama empresarial televisivo español ha sufrido en el último año y medio un cambio sustancial que paradójicamente nos devuelve una imagen similar a la existente con el nacimiento de las televisiones privadas aunque con una posición reforzada de los dos principales operadores privados: Mediaset España y el Grupo Antena 3. Ambos grupos incrementan su situación de dominio del sector como resultado de la fusión de Telecinco y Cuatro, y la fusión por absorción de Antena 3 y La Sexta.

Así, los dos grupos han pasado a explotar dos multiplex (ocho canales) cada uno, haciendo posible una mayor especialización de sus contenidos, una mejor rentabilidad de sus inversiones y dirigirse a un público más específico. Además, empresarialmente, estas uniones permitirán a ambos grupos rebajar sus gastos generales al evitar determinadas duplicidades, incrementar sus sinergias y obtener beneficios al gestionar conjuntamente su fiscalidad y deuda.

A la fuerza de la unión se ha sumado el beneficio que ha supuesto la renuncia de Televisión Española a incluir publicidad, y que ha servido para frenar una deriva muy negativa dada la importante crisis publicitaria que viven todos los medios de comunicación en nuestro país.

Sin embargo otros sectores se están viendo perjudicados por esta situación de duopolio. Los primeros en dar la señal de alarma han sido los anunciantes que se quejan porque ahora tendrán menor margen para negociar las tarifas publicitarias. De hecho, la Asociación Española de Anunciantes ha pedido que Televisión Española vuelva a abrirse a la publicidad para que aumenten los niveles de competencia que puedan conducir a una reducción de las tarifas. Y es que los dos grandes grupos han pasado a controlar cerca del 85% del mercado publicitario en televisión. La cuota de Telecinco se sitúa en el 43%, mientras que el Grupo Antena 3 queda ligeramente por debajo con el 41%. De este modo, España es el país europeo que registra una mayor concentración publicitaria televisiva con cifras muy superiores al 59,6% de Francia, al 66,4% de Reino Unido o el 77% de Alemania y sólo cerca de Italia que fija la concentración en un 84,9%.