8-03-2012 |
Nereida López Vidales
APPLE, «ya no molas»

Post by: Fernando Blanco
Hace 24 horas muchos de los que recientemente habían comprado el iPad 2 estaban moviendo hilos para venderlo y comprarse el dispositivo que presentaban ayer, pero pasada la presentación, donde dijeron “digo” ahora dicen “Diego”. “Apple ya no molas” es la llana conclusión a una burbuja que al fin se está desinflando.
Desde que Jobs retomara las riendas de la compañía un aura de misticismo, estatus superior y revolución ha rodeado a todos los productos de la compañía. Primero fueron los Mac, que a su fama de equipos potentes y duraderos se le añadía el buen diseño; luego llegó el momento de revolucionar la música y apareció el iPod; el Classic, el Mini, el Shuffle, el micro fueron dando lecciones de calidad y un modo de hacer las cosas que han provocado que el resto de los fabricantes fueran a remolque. Luego llegó la hora de revolucionar la telefonía y apareció el iPhone que, con su sistema operativo intuitivo, su enorme pantalla táctil controlada con los dedos y su tienda de aplicaciones, dictó el modo en el que los smartphones debían ser; el resto de los fabricantes volvieron a ir al rebufo de Apple. Y como no hay dos sin tres, sentaron los cimientos de la era post-pc con el iPad. Una Tablet táctil que poco a poco ha ido transformando el modo en que accedemos a la red, miramos el correo, jugamos y hasta trabajamos.
Comprar un producto Apple proporcionaba un cambio de estatus a mejor, un usuario de Mac es “un tío” con pasta y clase que valora la calidad y la exclusividad, que tenía las mejores herramientas para sus necesidades, laborales o lúdicas. Todo el mundo quiere ser rico, todo el mundo quiere tener clase, todo el mundo quiere un producto Apple.
Esta necesidad por sentirse mejor que los demás, ha ido forjando con los años una extraña religión, la de los Apple Fanboys, defensores extremistas de los productos Apple sobre todos los demás en las que las Apple Store son sus iglesias, las Keynotes sus misas y Steve Jobbs su dios.
Cada vez que se presentaba un producto, los adjetivos único, revolucionario, maravilloso añadían más brillo mientras que cuando la competencia presentaba los suyos, que eran tachados de imitaciones baratas que no llegaban al nivel marcado por Apple.
El fenómeno Apple Fanboy ha ido aumentando niveles de delirio y Apple se ha aprovechado de ello: en Cupertino se ha creado un calendario oficioso de actualización de productos cuya renovación es anual. Por octubre se presenta el iPhone y por marzo el iPad, y entre medias alguna novedad en los Mac, cada vez menos, y en el iPod, cuyas ventas disminuyen más y más.
Efectivamente, el iPhone fue revolucionario al igual que el iPad; sus primeras versiones establecían un camino a seguir, que no quedaría asfaltado hasta el lanzamiento de sus revisiones, para quedar asentado con el iPhone 4 y el iPad 2,… año tras año, masas enfervorizadas malvendían dispositivos nuevos para comprar otros más nuevos y así seguir a la última mostrando con fajos de billetes su amor a la empresa de la manzana mordida. Ayer durante la keynote se hacían públicos sus datos de beneficios y el 76% de los mismos correspondían a dispositivos móviles, iphones y iPads mayoritariamente. Apple ha cambiado y sus equipos informáticos, otrora joya de la corona, han quedado relegados a un segundo plano.
El perfil de cliente de dispositivos OSX es distinto que el de iOS; mientras que los segundos se suelen mover por la histeria y el capricho, los primeros lo hacen movidos por fines puramente profesionales, gastan miles de euros en equipos más capaces de desempeñar sus cometidos y que duran más tiempo, pero esto no parece gustarle del todo a Apple. Los usuarios de los iMac, Mac Mini y Mac Pro se gastan el dinero y no vuelven a soltar un dólar en años mientras que los del iPad e iPhone pasan por caja dos veces al año gastándose una media de 1000$ más lo que generan en accesorios y en la tienda de aplicaciones.
Apple es una empresa y como tal no sólo busca la felicidad del cliente; ha creado un nivel de consumo exacerbado con sus productos portátiles y quiere llevarlo en la medida posible a sus usuarios profesionales. Un Mac ya no dura eternamente, sus discos duros se rompen, sus baterías se recalientan, su sistema operativo se degrada como un vulgar Windows, hasta sus patas se despegan y pierden… en definitiva, su calidad se ha degradado enormemente. Si estos no son suficientes argumentos para forzar a sus clientes a cambiar con mayor regularidad sus equipos, van y reinventan el mundo de las actualizaciones del sistema operativo. Recientemente lanzaron el OSX 10.7 Lion que no es más que una actualización, de las hasta ahora gratuitas, pero que con el pretexto de incorporar fantásticas y revolucionarias actualizaciones, la han hecho de pago, 25€. Actualización que no está disponible para equipos con poco más de tres años, a modo de recordatorio de que Apple quiere que pases por caja más a menudo. Si no te actualizas, tu equipo queda completamente desactualizado y sin serlo “huele” más a viejo. Además, están lanzando aplicaciones gratuitas que no funcionan si el equipo no está actualizado al Lion. Si eres desarrollador de aplicaciones, ídem de ídem, pasa por caja, y lo más terrible de todo: se ha presentado lo que va a ser la nueva evolución de sus sistema operativo, el Mountain Lion, que probablemente salga un año después que la 10.7 y con certeza será también de pago.
Antes apuntábamos que esta política está generando una burbuja y que está a punto de estallar. El concepto nuevo y revolucionario que con certeza Apple bautizó a sus nuevos productos está ya muy sobado. Ya no hay revolución si no evolución, las diferencias entre el iPhone 4 y el 4S son mínimas, algo más de procesador, algún megapíxel más en su cámara y poco más. En el iPad ha pasado parecido: el procesador mejora, la pantalla, la cámara conectividad LTE, mejoras a lo que ya tiene y sus competidores también. Como Apple es consciente de son pequeñas mejoras, las visten de gala ofreciendo nuevas aplicaciones en exclusiva para ellas como es el caso de Siri, alegando que requieren de un nivel de procesamiento que los modelos anteriores carecen.
Apple ha creado una dinámica de novedades que tras varios años ya no es capaz de mantener. En el intento de fomentar esa obsolescencia programada, retira el soporte de actualizaciones a productos todavía de capaces de funcionar perfectamente. El brillo de la manzana va perdiendo fuerza y más y más gente se está replanteando sus creencias, el “quizás voy a aguantar un año más a ver si para la siguiente sacan algo realmente impresionante” se está convirtiendo en la excusa de cada vez más gente para no pasar por caja. Apple antes hacía las cosas bien, ahora las hace rápido. Apple antes molaba, ahora ya no, se ha convertido en “un saca dinero” a punto de morir de éxito.