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- 26-11-2012 | Nereida López Vidales
‘Ciberactivismo’, revolución en social media

libro-ciberactivismo

Ciberactivismo. Las nuevas revoluciones de las multitudes conectadas (Catarata) es el nuevo trabajo del periodista y consultor Mario Tascón. Escrito junto a Yolanda Quintana, la obra explica cómo gracias a la popularización de las redes sociales la gente tiene a su alcance unas poderosas herramientas para protestar contra los gobiernos, los políticos o las grandes empresas.

Lo que hasta hace escasos años era privilegio de los pocos expertos que manejaban Internet, se está democratizando con las nuevas herramientas y la simplificación de la capacidad de emitir mensajes y relacionarse rápidamente con otras personas, sin importar la edad, el sexo, la religión o el lugar del mundo en el que se encuentran. Las revueltas árabes, el 15M, el caso Wikileaks, las acciones del colectivo de ciberatacantes Anonymous contra compañías como Visa o Amazon o la campaña electoral basada en redes sociales que llevó a Obama a la presidencia de Estados Unidos, son ejemplos de ello.

El acto de presentación del libro tendrá lugar el martes 27 de noviembre a las 19h., en el espacio cultural CentroCentro. Además de los autores, intervendrán Carlos Almeida, abogado especialista en los derechos civiles en Internet; y David de Ugarte, del Grupo Cooperativo de las Indias, fundador de ciberpunk.org y Piensa en Red.

- 10-07-2012 | Ocendi
Facebook y Twitter en la enseñanza del español

facebook+twitter

Las cifras de uso de Facebook y Twitter crecen cada año, aunque difieran según las fuentes. En el mundo hay unos 490 millones de usuarios de Facebook y 21 millones de Twitter (según Pew Research Center), aunque según Facebook, esta red social ha superado los 800 millones de usuarios en el mundo, entre los cuales 15 millones están en España. Además, según el ranking Alexa, es la segunda página más vista en España es Facebook después de Google.

Por su parte, según el blog de Twitter, este supera los 200 millones de usuarios en el mundo, de los cuales  100 millones son activos. Aunque Twitter no ha facilitado datos oficiales estimamos que esta red puede haber llegado a los 4,5 millones de usuarios en España.

Nuestros alumnos, en especial los de secundaria y universidad, están permanentemente conectados a Internet y la mayoría de ellos usan o usarán las redes sociales, pero es erróneo suponer que son usuarios competentes de estos nuevos medios. Carecen de información, no son precavidos al relacionarse en la red y en ocasiones se sienten frustrados porque la tecnología no realiza lo que promete. La ampliación del escenario educativo de la educación formal a un escenario educativo informal e incluso fortuito (véanse los recientes aportes de la educación invisible y la escuela expandida), plagado de recursos tecnológicos, ha de ser tenido en cuenta. Hay que considerar las expectativas y competencias de esta generación en relación con los procesos de enseñanza y aprendizaje y cómo, de no incorporar las nuevas tecnologías, puede darse un abismo entre la comunicación en la escuela y fuera de ella. Los foros y chats de las plataformas educativas no son del todo adecuados, porque no forman parte de la vida “normal” de los alumnos, al contrario de lo que sucede con las redes sociales.

Estamos ante una generación que necesita ser educada de modo diferente. Se trata de los aprendices nativos digitales (“digital native learners”), según la etiqueta de Prensky (2001). Son alumnos que ya no solo buscan información, sino que son proveedores. Estos alumnos crean redes o networks, y grupos dentro de ellas, y esto podemos usarlo en educación para crear un entorno de cooperación y aprendizaje centrado en el alumno, pasando así el profesor a ser un facilitador, dinamizador y colaborador. La frontera entre alumno y profesor será menos marcada, e Internet no será solo el medio para aprender, sino el centro de estudio personal (Bessenyei, 2008).

En este artículo se mostrarán algunas ideas de cómo usar en la enseñanza del español como lengua extranjera las redes sociales (Facebook y Twitter).

Comunicación presentada al XVII Congreso Internacional de Tecnologías para la Educación y el Conocimiento, Departamento de didáctica, Facultad de Educación, UNED, Madrid, 3, 4 y 5 de julio, 2012.

Publicado como artículo en, Catalina M. Alonso García y Domingo J. Gallego Gil: Tecnologías emergentes, Madrid, UNED, 2012. ISBN: 978-84-695-3582-0

Descargar presentación pdf (508kb)

- 27-03-2012 | Ocendi
Las TRIC, un nuevo modelo

TRIC

Las TIC tienen ya una larga trayectoria en nuestro país, con algunos aciertos, honrosas experiencias, pero en nuestra opinión, se trata de un discurso ya obsoleto en su enfoque/planteamiento; dotado de una carga tecnicista en su modelo pedagógico, poco pragmático y ajeno, en gran medida, al contexto experiencial de los alumnos, y sus destrezas tecnológicas. El ocio digital tiene mucho que enseñar a la educación en general, y a los espacios formales formativos en particular. Por estos motivos, proponemos hablar de TRIC y no de TIC. Y lo hemos hecho en dos artículos:

 Las TIC en el retrovisor

De mitos y TIC ya escribí hace un tiempo. Retomo el tema con lo que algunos hemos llamado paradojas de las TIC, en el último congreso sobre educación mediática,  celebrado en Segovia este año. Me parece sugerente la imagen del retrovisor para explicar que la escuela con su Web 2.0 todavía no ha encontrado la carretera y marcha con los espejos cambiados. El coche de los alumnos circula deprisa, está lleno de ventanas y cristales. Desde el retrovisor perciben los intentos de la institución por enseñarles algo que ya saben o que no les interesa. El modelo comunicativo de las aulas sigue siendo el de siempre aunque con “pizarras digitales” y “un ordenador por niño», aunque no esté claro que es primero, si el niño o el ordenador.

¿Cuál es la paradoja? Mientras se defiende una educación mediática que sostiene la capacitación en TIC, se satanizan los usos y prácticas digitales de los alumnos (redes sociales, videojuegos, dispositivos móviles…). En definitiva, una vez más se repite la historia de los que legitiman la cultura (alta y buena) de la escuela y lo académico, y los que rechazan la cultura popular porque molesta o es inútil. En uno de los encuentros en Segovia, Daniel Prieto sugería: “Dime que hiciste con las anteriores tecnologías y te diré que harás con las nuevas”. ¿Cuánto han cambiado las aulas con la Web 2.0?

 Es decir, el debate sobre las TIC es ya una pérdida de tiempo. Hay otros espejos y ventanas. Esta legitimación académica se acompaña con una construcción mediática de los alumnos en general y los jóvenes en particular, en versión crónica negra del botellón, la vagancia y la violencia; o en versión rosa donde los adolescentes exhiben sus cuerpos 10. Por tanto, las instituciones de diferente índole producen un estereotipo juvenil que requiere el control social, y un modelo educativo que mantiene el poder de un saber que crece en la repetición de contenidos. Rechazan las prácticas digitales donde los jóvenes crecen y se relacionan, e imponen un espacio educativo transmisivo. Etiquetan a los menores desde el paternalismo moral (“los adultos cuidaremos de vosotros”) y desde el mercado (“como sois nativos digitales necesitáis un nuevo móvil cada varios meses”). Por tanto, de modo genérico, los programas TIC establecidos facilitan este doble paternalismo, moral y mercantilista. El ocio digital es un buen lugar para observar como se producen muchos aprendizajes que cuestionan viejos modelos tradicionales de educación.

¿Por qué las TRIC y no las TIC?

En un artículo anterior expusimos el contexto que describe un importante desfase entre la escuela y la sociedad en general, y las prácticas digitales culturales de los menores con la educación en las competencias mediáticas en particular. Con la eclosión de la tecnología siempre ha surgido un  efecto fascinante, con una repercusión individual y colectiva. Ocurrió con el fuego, el telégrafo, la electricidad, la televisión, Internet. Pero llevamos demasiado tiempo con un largo debate sobre los usos y no usos de las TIC, que ya ha quedado obsoleto.

Un conjunto de paradojas y también mitos impiden un análisis sosegado para emprender un nuevo enfoque, y otras estrategias que impliquen a las instituciones sociales, mediáticas, y por supuesto a sus protagonistas, los menores. En el último congreso realizado en Segovia sobre Educación Mediática y Competencia Digital, se abrieron líneas y espacios de investigación y dinamización entre los distintos agentes sociales (familias, menores, maestros, periodistas, animadores socioculturales) que evidenciaban esta brecha entre las todavía denominadas TIC y la educación en competencias mediáticas.

Numerosos estudios e investigaciones verifican que los menores disponen de ciertas destrezas tecnológicas asociadas a las redes sociales, el software y los videojuegos, que no han aprendido en el aula, sino en su ocio digital, con los amigos y compañeros. Son estos espacios de conversación, juego, recreación, interacción y construcción; risas y cotilleos; parodias y flirteos,  los que generan un conjunto de oportunidades para aprender las denominadas habilidades para la vida,  en su capacidad para sentir y emocionarse, socializarse y conocer, tal y como demuestran diferentes investigaciones en este ámbito.

 Por tanto, este entorno de prácticas culturales y digitales que experimentan los menores en los entornos tecnológicos, podemos describirlo como TRIC (tecnologías + relación + información + comunicación), que contiene otro concepto y otro enfoque de la  educación para los medios y de la comunicación para la educación.

Otros autores defienden que el compartir a través de las redes sociales online genera espacios estables y lazos de confianza que facilitan el intercambio. Las redes sociales (online y offline), por lo general, aportan espacios seguros en los que compartir nuestras experiencias y que con frecuencia generan empatía o inteligencia interpersonal, según se pone de manifiesto en los estudios de Gardner (1995) y su teoría de las inteligencias múltiples. 

Los niños y jóvenes activan su capacidad de empoderamiento a través de su contacto con las redes sociales y los videojuegos, asumiendo decisiones, organizando su trabajo o concretando objetivos… En la medida en que los jóvenes se apropian de estas destrezas tecnológicas crean espacios de afinidad, donde se apropian de sus propios conocimientos, que hacen partícipes a la comunidad de usuarios y exhiben en los espacios públicos.

Las mediaciones han llegado a los espacios virtuales. Las propias redes se han convertido en un mapa nodal integrador de diferentes tipos de mediación, que se suman a los escenarios presenciales, representados por los contextos de pertenencia (familia, escuela y grupo de iguales) y a los de referencia, donde se sitúan los propios medios de comunicación y espacios nuevo-tecnológicos.

En ese complejo entramado de intermediaciones, confluyen un gran elenco de oportunidades y amenazas, de manera exógena, y se advierten determinadas fortalezas y debilidades, en relación con la vertiente endógena. Estos factores se derivan de las relaciones positivas o negativas de las que se nutre la red de redes. Relaciones para las que la competencia audiovisual es un determinante nuclear con objeto de no sentirse vapuleado por los inconvenientes de la contaminación informativa y, al mismo tiempo, para saber manejar los entornos en pro de la cultura participativa y del aprendizaje cooperativo que avala la potencialidad de Internet.

El concepto de TRIC supera el mero determinismo tecnológico, el término relación imbrica todo el potencial de la multialfabetización que se produce en las interacciones en el plano creativo y en la dimensión receptiva de cada uno de los coautores o mediadores.